La Saint-Torè

17/03/2010

Una peregrinación donde la cerveza es consagrada, te encuentras un hoyo de barro para rebozarte como un cochino y miles de batas andantes que dejaron de ser blancas hace muuucho tiempo, llegó la Saint-Torè a Liège!!!

El primer día hubo sustos y casi alguna se echa para atrás al ver la procesión de furgonetas, autobuses o cualquier máquina que pueda transportar a más de 20 personas… cada una con su música. De veras que era una peregrinación porque tenías que estar atenta de lo que te rodeaba a tus 360º, suerte tenías se te caía cerveza por encima porque cada 5 minutos los tíos se sacaban su “chucha”(Sele, esta palabra ha marcado mi Erasmus!!jajajaja) y la accionaban , cuan Mannequen pis!! Aunque he de decir que las chicas tampoco se quedaban cortas. En un soportal por donde toda la procesión pasaba se da la vuelta una tía se agacha y listo, hasta otra parada!!!

Después de recorrer parte de Liége, por el lejano Outremeuse (para los del centro, jejejeje) hacemos la gran parada en “el Toro”, estaba totalmente pintado y al parecer había que pintarle los “huevos” de rojo.
Después de un buen rato, allí no pasaba nada, parecía un botellón organizado. Para algunos de nosotros la fiesta llego a su fin con la clase de francés. Sí a las 18h, porque todo empezó a las 13h…


El día siguiente prometía todavía más. La fiesta era en Sart Tilman (el campus de la Université de Liège). Después de comernos un bocata en una explanada de césped, nos adentramos a la fiesta y a conocer el hoyo del que tanto habíamos oído hablar…


Saludando a la gente que conocíamos, españoles seguramente… se acercó una belga pidiéndonos que la tapásemos. Cómo?? Pero que quiere hacer?? Pues sí, otra vez tuve que presenciarlo, se agachó en medio de toda la muchedumbre y depositó lo que antes seguro fue cerveza. Salimos espantadas de ahí cuando subiendo una pequeña cuesta nos encontramos una guerra de bolas de barro… seguro que ahí está el hoyo!!! Cuando vimos que la cosa se tranquilizaba metimos la cabeza, a ver el panorama. Ahí estaba, un hoyo de casi 2 metros de alto y 3 de largo en el que la gente entraba y salir… era una misión más complicada, que poco después pudimos vivir en nuestras propias carnes.


Llegaba nuestra hora de cenar y con ella la recogida para seguir por “le carré”. El autobús estaba hasta arriba e incluso a veces votaba con el movimiento de la gente cantando (lo que ahora sé que es) el himno del Standard de Liège.

Sin duda unos días inolvidables donde por fin conseguí que mi bata blanca pareciera un poco más belga, vamos, llena de m…



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