Esta entrada se voy a dedicar al "Pot au lait". Un bar donde cada esquina te sorprende.
Mesas con objetos incrustados, virgenes con cabezas de gallina, santiarios a la cosa más absurada, unos baños que parecen sacados del Bronx o cuadros cuyo fin debe ser asustar al que pase por allí, todo eso en un mismo bar. Dar un paseo dentro de él es como entrar en un museo de locos.
Fue muy divertido descubrirlo y yo aprovecho cuando puedo para ir porque cada vez descubro al nuevo. No podeis estar en Liege y no pasar por él.
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